...Y lo absurdo permanece

Imagino que este momento las sirenas cantan
Los lagartos reptan sobre aquel árbol
En el que escribí tu nombre

Las heridas de los hombres cicatrizan
Las brujas arden en sus hogueras

En un lugar y tiempo distante
Se componen elegías a los caídos
Se edifican bustos a sus asesinos
Y patíbulos a los traidores

Los sueños de la gente fluyen como ríos
Y al despertar, las miradas se pierden

Perros fieles merodean las tumbas de sus amos
Una lágrima de blues se desliza
Por las mejillas de un cuentacuentos

Tu te recuestas a pensar
Y yo sueño que te abrazo

Hay quien espera pacientemente en un desierto
A que nazcan flores salvajes
Hay quien cae de rodillas y se rinde...

Imagino un abismo y un vestido azul
Un circulo perfecto y un prisma
Una ilusión y un desdén
Un arcoiris, una casa en las nubes
Un cáliz que espera
Y una espada que purifica

Los héroes de mi niñez se esconden
Cual pajarillos asustadizos

Los hebreos cruzan el mar rojo
Y Troya arde una y otra vez

Niños desnudos corren y gritan
Lanzan piedras a los fantasmas
Y naufragan en barcos de papel

Todo lo bello cambia y lo absurdo permanece intacto

No toques el arpa pequeño ángel!
Que me haces llorar

Que me haces llorar...

Edward. (un poco de esto, un poco de aquello)

Mosaico

Asfalto
Gente que camina
Como quien no sabe a dónde va
El periódico de ayer
El vagabundo y su novia invisible
El vino que no he tomado
Mi cigarrillo
Mi cruz, mi patíbulo
El extraño universo
Que se esconde tras tu mirada
La ansiedad del adicto
La voluntad que se quiebra
Como una rama
El cáliz del cura
Los nervios
La prostituta que le canta a la soledad
Las paredes que esconden el miedo
La nube gris que se difumina
El crepúsculo
La nada que se confunde con el todo
La guerra al otro lado del mundo
Los niños que aullan como perros
Las brujas en sus hogueras
Los dictadores amargados
El grito desesperado de una generación
El tiempo asesino
Mis 3 soledades
Mi libertad
El fantasma de Bukowski
Isabella Rosellini en terciopelo azul
La lágrima en su mejilla
La palabra amor de labios de un don nadie
La multitud que grita
El que huye hacia lo desconocido
El llanto de un suicida
Los evangelios
Nelson golpeando a Bart
Las flores marchitas
En la tumba de mi abuela
La ira de un Aquiles postmoderno
Tu personalidad reducida
A un perfil de facebook
La canción de la noche
El bigote de Nietzsche
Y su esquizofrenia
La ausencia
El olvido y sus grandes alas
Sobrevolando mis pantanos
El no saber quien soy
Ni que diablos escribo ahora

El amanecer que no llega
Los moteles de la ciudad
La gente que vaga por ahí
Cual Simones de Cirene
Aferrados a sus cruces
Mi historia escrita en algun cuaderno
Que nadie leerá
Mis poemas que envejecen
La lucidez

La maldita lucidez

Y la rosa eterna que enamora el alma


Edward ("volver.... con la frente marchita")

Patria

Dices 'patria'
con mirada solemne
y piensas en escudos, himnos
banderas que ondean a lo alto
y héroes, sobre todo

yo te hablaré de la mía

mi patria es el cielo estrellado
el mar que se incendia cada tarde

es la palabra libertad de labios de un prisionero
prefiero la patria de mis pasiones
de mis caminos infinitos
de los abismos que habitan en mí

mi patria son unos labios finos
que nunca he de besar

las alas con las que vuela mi alma

la casa que construyo
con madera de patíbulos

mi himno es el silencio absoluto
mi bandera, un batir de alas
y mi escudo, mi pecho desnudo

si mi mirada se eleva
también lo hace mi historia
aunque nadie la escriba
jamás.

Edward (qué cosa es ser patriota?)

Un hombre libre

Muchos se creen libres
porque pueden andar por ahí
con sus historias a cuestas
como pesadas cruces

piensan que la libertad es un lugar
un status, una cuenta bancaria
un caminar erguido sin mirar atrás
un documento oficial, un privilegio
aviones que surcan los cielos
como pájaros sin vida...

puertas que se abren
verdades que se esconden
escaleras altas
paraísos terrenales

mi libertad es un sentimiento
nunca fui tras ella
mas bien nació de mis adentros
como manantial
como luz que brota de entre las cavernas

así es mi libertad

la respiro
es mi estandarte, mi espada...

el trapecio sobre el que se balancea mi alma
cuando quiere jugar a ser hoja al viento

los que se creen libres me miran
merodean como langostas infernales
murmuran entre ellos
dicen que me parezco a ciertos personajes
y cuando mi mirada les hiere, huyen de mí
se cubren el rostro
se burlan, dicen que estoy loco

tan solo porque camino por sendas distintas
partiendo en dos el horizonte
cual si fuese de papel

porque prefiero el silencio
antes que la amarga sinfonía de lo cotidiano

porque me regocijo en mis absurdos
en mis abismos de mil colores
y en las calles sombrías de mis soledades

porque aprendo mas de las piedras del camino
que de los sabios y sus doctrinas

porque pienso que los relojes y calendarios
no saben nada del tiempo

porque no tengo cadenas invisibles que me aten

porque soy real
porque no tengo dioses, ni miedos absurdos, ni pudores
porque no temo a la historia
ni a los profetas
ni a los que fueron
ni a los que vendrán
ni a las marionetas sin voluntad
ni a los que mueven sus hilos

porque dibujo pequeños mundos en el aire
cuando se me antoja ser dios

porque soy mas humano cuando tus ojos me miran
y no me importa que lo notes

Edward (es que mi libertad es incomprendida)

La reina de la noche

La noche es una fiera hambrienta
se alimenta de gemidos, de sangre
de sudor, de bocanadas de humo,
de soledades...

el árbol de la cotidianidad se estremece
mil hojas desprendidas se arremolinan

Sudestada...

las miradas tiemblan
a la luz de una luna altiva y arrogante

caminamos entre muertos y esclavos
y sin embargo somos libres
artistas de la vida
filósofos de la pasión

atravesando umbrales
eligiendo los caminos pedregosos y espinados
deseosos de tropezar
de refugiarnos en la soledad
para que el mundo no nos corrompa
para no ser reyes en castillos de hielo
para no quemarnos en hogueras ajenas

la noche invita a romper esquemas
a desafiar a los sabios ilustres
a pasar de largo frente a los indigentes
a caminar sobre el césped de la vanidad

a orinar en el altar de la patria
y fumar un cigarrillo mentolado
en la maldita catedral...

a engañar al ultimo policía honesto
a apedrear el cielo
e incendiar el horizonte

a descorchar un vino barato
y saborearlo cual si fuese néctar divino

a conversar con Nietzsche en el parque
y reírnos de su bigote

a desenterrar lo prohibido
y llevarlo como estandarte
a sacudirnos el polvo de lo trivial

a enamorarnos de cierta camarera
aunque sea una puta
a dibujar su figura en el aire
como quien manipula el tiempo

a mirarla a los ojos
sin decirle nada

a encender un cigarrillo por ella
y otro, y otro...

que diablos, la cajetilla completa
para maltratar el cuerpo, los sentidos
y abofetear la razón

es que llegado el momento
no importa nada
excepto su olor
y sus tacones
sus malditos tacones...

qué escribirá en esa libreta?
de qué color será su historia?

a quién se entregará esta noche,
mientras escribo estas líneas?
cual será su nombre?
le romperá a mi amigo su corazón?
o curará sus heridas?

le gustará el mar?

Que importa
Si a fin de cuentas
Nada importa.

Edward (reescribiendo la palabra Libertad)